Hablemos de técnicas pictóricas...

Hoy, mientras observaba a mis estudiantes cómo escribían sus cartas para el XL Concurso Juvenil Internacional de Composiciones Epistolares 2011, recordé que también yo solía escribir admirando el trabajo de varias celebridades de mi Pucallpa querida - para los que no lo saben soy oriunda de la selva peruana - lugar más bello no existe en ningún rincón de la tierra.

Pero volviendo al tema, recuerdo mis años de estudiante en la primaria - sí, hace poco no más - tenía una amiga que dibujaba unos paisajes hermosos y no sabía cómo es que siendo tan pequeña podía dibujar de esa manera. Luego descubrí que su papá era pintor... nada más y nada menos que Jorge Chang, un ilustre pintor de la técnica del claro oscuro. Obviamente que en esa época no tenía noción de qué significaba ello pero igual me fascinaba.

Con el paso del tiempo, mi amistad con sus hijas fue mucho más fuerte y no sólo pude conocer al pintor sino al amigo y sobre todo al padre. Jorge Chang ya no está entre nosotros, partió a la presencia de Dios hace algunos años pero su legado pictórico sigue intacto. Al enterarme de su partida cuando escribí un artículo en honor a él y hoy quiero compartirlo con ustedes. Espero que lo disfruten...

Una mirada a la obra de Jorge Chang Templo

“Aunque no lo creas, siempre estaré a tu lado, en claro y oscuro y nuevamente indefinidamente claro y oscuro… por siempre”

Jorge Chang Templo

(12 Junio 1952 – 23 Marzo 2007)

Aunque he intentado de muchas formas, no he logrado encontrar en la red, las imágenes de uno de los pintores que más me han cautivado, Jorge Chang Templo, y sin embargo la memoria de esas imágenes es imperecedera. Recuerdo la manera sensual, idílica de sus paisajes y sus figuras deformes que despiertan en nosotros el mundo de los sueños como sólo el buen arte es capaz de hacerlo. Sin embargo no se trata de paisajes o figuras occidentales o mounstros infernales. Lejos de eso, los paisajes, las figuras o los monstruos de Jorge son amables, son solitarios y hasta indefensos quizás, que despiertan en el espectador ciertas ternuras. Y por supuesto, en cuanto al oficio mismo de pintar, Jorge nos hace mirar su obra con respeto profundo y admiración.

Jorge fue autodidacta, apacible y fuerte, nunca fue ajeno al dolor ni a la esperanza pues involucraba en su obra tantos aspectos del alma humana que, dada mi ignorancia, es imposible un análisis o un juicio en el que no esté presente una cierta complicidad o parcialidad de parte del espectador que comprende de inmediato el juego de emociones propuesto. Así llegamos a identificarnos con esas imágenes grotescas y desoladas, con el lado claro y oscuro muchas veces oculto que llevamos dentro...

Pero quiero dejarlos, no con mis impresiones de su obra, sino con lo que él mismo pensaba de ella…

“El elemento más importante en la concepción de mis obras, en su mayoría, es el uso del CLARO OSCURO. Técnica que se originó en la pintura oriental (China – Japón). Mediante el matiz del óleo, en particular, el claroscuro se crea en un suave juego entre luz y sombra, que producen efectos de volumen y espacio, sin usar líneas ni perspectivas…En mi caso, el claro oscuro se ha llevado al nivel abstracto de una manera imprevista, yuxtaponiendo sobre los tonos oscuros y claros a la vez, colores de una brillantez extraordinaria. Esto hace que mis obras parezcan estar dotadas de una luz interior. Es el logro de un pleno control de forma y composición, proyectando así un mundo de ideas y percepciones subjetivas a través de un medio material y objetivo: La pintura”.